“Entre la basura y el silencio, su cuerpo delgado y su mirada vacía claman por compasión, por un trozo de vida que aún no quiere soltar.”.PI

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Con las costillas marcadas y el cuerpo temblando, este perro busca entre la tierra y los restos un pedazo de pan, una razón para seguir respirando. Su hocico toca la comida como si fuera un tesoro, y sus ojos, hundidos y tristes, revelan un alma cansada, agotada por el abandono.

El viento sopla sobre su piel pegada al hueso, mientras el frío y el hambre se mezclan con el miedo. Cada paso es una lucha, cada bocado una batalla por sobrevivir. Nadie escucha su silencio, nadie ve la historia que sus huesos gritan.

Su cuerpo es el reflejo del olvido, pero en sus ojos aún brilla una chispa: la esperanza de que alguien lo mire con ternura, que lo llame “mi amigo”, que lo abrace sin miedo. Porque incluso en medio de la miseria más profunda, su corazón no ha dejado de amar.